Me llega un mail con un montaje fotográfico (chapucero, como todos) y un gran eslogan que reza algo así como “que se enteren los políticos! Que estamos cabreados!”. Es el mail un millón de este tipo que me llega…
Abro “Feisbuc” y sólo veo en mi muro más montajes del estilo, frases hechas y conjuras en contra de la situación actual “se van a enterar… ponlo en tu murooooo”, “somos más fuertes que ellos… ponlo en tu muroooo”, “que los despidan a todos y si no… se van a enterarrrrrrrr (otra vez), haz me gusta si estás de acuerdo”, “yo apoyo a fulanitooooo”, “este de aquí apoya a menganitooooo, compártelo si estás de acuerdo” y bla bla bla hasta el final. En honor a la verdad, en medio se cuela alguna publicación interesante que cada vez cuesta más encontrar.
Accedes a Twiter y, sorpresa, ¾ de lo mismo… en fin, que lo que superficialmente creemos que ha servido para acceder a la información verad, oculta o compleja de entender, aquello que pensamos que por fin nos abría los ojos, ha resultado ser el mejor disipador de protestas, manifestaciones, compromiso social y apoyo ciudadano que ha dado el siglo XXI al poder que nos regenta (llámese políticos, capitalismo, comunismo, banqueros, iglesia, etc.).
Y es que, me imagino al político de turno en este país viendo todos estos mensajes “en contra”, protestas virtuales y demás cada mañana con su café y espetando el típico “me llaman ladrón, uyyyy que mieeedo” con una sonrisa en la cara claro, sabido de la poca o nada repercusión que esto representa.
Ya que no hay mayor hipocresía que limpiar nuestras conciencias ciudadanas con un “reenviar a todos” o un “me gusta” o un “retwiteo”.
Somos todos unos listos pero listos (igual que siempre vamos) con este comportamiento, a mi juicio, cada vez más ruin, pobre y rastrero, cuan servidumbre se escondía en las revueltas del XIX y las rebeldías del XX, ahora, nos escondemos en las disipadoras sociales con un agravio muy grande y es que, que ironía, casi conocemos la verdad de lo que sucede y el por qué (causa y efecto) y antes, sólo se conocía el efecto.
Pensamos que las disipadoras sociales nos otorgan ese nivel cultural, de inteligencia y sabiduría que está por encima de nosotros y con el que siempre soñamos y nunca nos esforzamos en obtener y señores (y señoras, señoris, señoros y señorus), nada más lejos de la realidad: Nuestro nivel de inteligencia y cultura es, como siempre ha sido, indirectamente proporcional al de estupidez, hipocresía y egoísmo personal.
El Listillo de Turno
Abro “Feisbuc” y sólo veo en mi muro más montajes del estilo, frases hechas y conjuras en contra de la situación actual “se van a enterar… ponlo en tu murooooo”, “somos más fuertes que ellos… ponlo en tu muroooo”, “que los despidan a todos y si no… se van a enterarrrrrrrr (otra vez), haz me gusta si estás de acuerdo”, “yo apoyo a fulanitooooo”, “este de aquí apoya a menganitooooo, compártelo si estás de acuerdo” y bla bla bla hasta el final. En honor a la verdad, en medio se cuela alguna publicación interesante que cada vez cuesta más encontrar.
Accedes a Twiter y, sorpresa, ¾ de lo mismo… en fin, que lo que superficialmente creemos que ha servido para acceder a la información verad, oculta o compleja de entender, aquello que pensamos que por fin nos abría los ojos, ha resultado ser el mejor disipador de protestas, manifestaciones, compromiso social y apoyo ciudadano que ha dado el siglo XXI al poder que nos regenta (llámese políticos, capitalismo, comunismo, banqueros, iglesia, etc.).
Y es que, me imagino al político de turno en este país viendo todos estos mensajes “en contra”, protestas virtuales y demás cada mañana con su café y espetando el típico “me llaman ladrón, uyyyy que mieeedo” con una sonrisa en la cara claro, sabido de la poca o nada repercusión que esto representa.
Ya que no hay mayor hipocresía que limpiar nuestras conciencias ciudadanas con un “reenviar a todos” o un “me gusta” o un “retwiteo”.
Somos todos unos listos pero listos (igual que siempre vamos) con este comportamiento, a mi juicio, cada vez más ruin, pobre y rastrero, cuan servidumbre se escondía en las revueltas del XIX y las rebeldías del XX, ahora, nos escondemos en las disipadoras sociales con un agravio muy grande y es que, que ironía, casi conocemos la verdad de lo que sucede y el por qué (causa y efecto) y antes, sólo se conocía el efecto.
Pensamos que las disipadoras sociales nos otorgan ese nivel cultural, de inteligencia y sabiduría que está por encima de nosotros y con el que siempre soñamos y nunca nos esforzamos en obtener y señores (y señoras, señoris, señoros y señorus), nada más lejos de la realidad: Nuestro nivel de inteligencia y cultura es, como siempre ha sido, indirectamente proporcional al de estupidez, hipocresía y egoísmo personal.
El Listillo de Turno
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